martes, 18 de diciembre de 2012

Propiedades Profilácticas y Terapéuticas de la Vitamina C I Parte

Propiedades Profilácticas y Terapéuticas de la Vitamina C
I Parte
Por Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña

“Estamos en el umbral de la segunda ola de investigación vitamínica. Actualmente, este campo de investigación, está experimentando un cambio de paradigmas”: Doctora Catherine Woteki, Directora del Food nutrition Board del Institute of Medicine of the National academy of Sciences.

INTRODUCCIÓN

Durante las últimas décadas la sociedad humana ha experimentado un proceso de transformación que la conduce hacia lo que sus dirigentes han denominado un “Nuevo Orden Mundial”. Lo que en realidad se trata de un “Sistema Mercantil Global, que ha impuesto a su gusto y de acuerdo a sus intereses el sistema Industrial Alimentario-Sanitario” que nos rige en la actualidad.

Simultáneamente a este proceso de transición, se han configurado dos fuerzas promotoras de esquemas de sanidad diametralmente opuestos. Los partidarios de estos dos proyectos, trabajan tenazmente por instaurar a escala global sus paradigmas, como arquetipos rectores de las practicas sanitarias.

El desenlace final sin duda, impactará significativamente el estado de salud y la calidad de vida de toda la humanidad.

Mientras prosigue el debate para decidir el camino de la sanidad, la realidad sanitaria con su incontrolable epidemia de obesidad y enfermedades degenerativas amenaza con desquiciar y desestabilizar los sistemas de salud de todos los países, así como la salud y calidad de vida de la población mundial.

¿PARADIGMAS Y SUS PARTIDARIOS?

En el sector oficial se han colocado los adeptos a un modelo de sanidad partidario de sofisticadas tecnologías modernas y fármacos sintéticos inventados por el ingenio humano (y por lo tanto patentable) como único recurso preventivo-terapéutico, desechando todo lo natural por no ser patentable; consideran que el hombre hace mejor trabajo que la naturaleza.

Sus sustentadores han puesto sistemáticamente en tela de juicio el beneficio de micronutrientes y fitonutrientes como recurso profiláctico-terapéutico y su utilidad para conservar la salud y la calidad de vida. En este terreno han aplicado el principio de la duda metódica de Nietzsche, Kant y Hume. Agnosticismo con el que cuestionan toda posibilidad de demostrar cualquier verdad científica que relacione sustancias o procedimientos naturales con la salud. Congruentes con su pensamiento sostienen que las vitaminas son “el opio de los pueblos”.

Por décadas, han pregonado que la gente satisface todos sus requerimientos nutrimentales con la alimentación normal, siempre y cuando esta sea balanceada. Proporciones y cantidades óptimas de nutrimentos para sostener la salud, la calidad de vida, prevenir enfermedades y alargar la longevidad, se encuentran en la dieta normal tipo occidental (compuesta básicamente por alimentos industrializados). Es lo que aseguran parafraseando a los portavoces de la U. S. National Academy of Sciences y de The National Institutes of Healt.

En sus documentos y comunicados oficiales han afirmado una y otra vez, que las vitaminas, solo sirven para evitar las típicas enfermedades carenciales como beri-beri, pelagra, escorbuto, raquitismo y anemia perniciosa, sin presentar beneficio adicional alguno.

En el sector contrario, el no oficial, se han ubicado investigadores independientes, partidarios de un arquetipo natural, promotor del uso de sustancias y terapias naturales (que no son patentables) para el cuidado de la salud y el combate a la enfermedad. Creen que la naturaleza hace mejor trabajo que el hombre en el terreno de la sanidad. Sostienen que el factor causal más importante, productor de las enfermedades, es la insuficiencia nutrimental, junto a la exposición a los elementos tóxicos presentes en la dieta y en el medio ambiente, que además de intoxicar al cuerpo, agravan el efecto de la insuficiencia de nutrientes.

Por otra parte, aseguran que los micronutrientes, fitonutrientes y otras sustancias orgánicas presentes en los alimentos naturales, ofrecen beneficios superiores a los que oficialmente se dice, pues además de sus propiedades nutritivas, tienen propiedades nutracéuticas.

Los partidarios de la corriente no oficial, creen que una alimentación saludable y una ingesta de micronutrientes superior a la recomendación oficial, puede prevenir y curar de forma más eficaz que los fármacos sintéticos y sin efectos secundarios, la mayoría de las enfermedades que asolan a la humanidad.

En esta contienda por implementar uno de los dos distintos paradigmas sanitarios, han involucrado y se han esgrimido principios filosóficos, argumentos científicos y axiológicos e intereses políticos y económicos. Y la ambivalencia de las autoridades y los medios masivos de comunicación, ha sometido a la gente y a la opinión pública a una oscilante diversidad de afirmaciones que la confunden.

Sin embargo, ha quedado claro que la finalidad de los partidarios del arquetipo sanitario basado con exclusividad en productos y servicios patentables, es satisfacer intereses político-económicos, más no mejorar la salud y la calidad de vida del ser humano.

Este tema, reviste una trascendental importancia, ya que se encuentra en juego y de su desenlace depende el estado de salud, calidad, esperanza de vida y desarrollo de las poblaciones de todo el mundo. Y aunque la mayoría de la gente ha permanecido ajena a este conflicto, su vida, salud y desarrollo dependen de él.

TRASCENDENTAL RECTIFICACIÓN

Afortunadamente, el análisis científico y las políticas de sanidad empiezan a tomar un camino distinto, en el interior de los organismos mundiales de salud pública, se ha ido conformando una corriente renovadora integrada por delegados y expertos, abiertos al cambio.

Tras una ingente preocupación de funcionarios de gobiernos y ministerios de salud, alarmados ante el implacable crecimiento de la ocurrencia de sobrepeso y enfermedades degenerativas relacionadas a la malnutrición, se han visto en la necesidad de encontrar un una nueva filosofía e implementar un sistema sanitario que ofrezca mejores resultados. 

Este nuevo influjo filosófico-científico de la sanidad, se ha visto fortalecido ante un creciente cúmulo de evidencias que muestran una directa y clara relación entre malnutrición, inactividad física, obesidad y enfermedades degenerativas. A través de un análisis serio y concienzudo de los estudios científicos, se ha inferido que estos trastornos son evitables y curables con una mejor alimentación y ejercicio adecuado; y que la implementación de sencillas y económicas modificaciones en la alimentación y estilo de vida, son la medida más eficaz contra las epidemias modernas.

Ante esta nueva perspectiva, la Asamblea Mundial de la Salud , los organismos internaciones que la integran y gobiernos afiliados, convocaron a reconocidos expertos de todo el mundo a investigar a fondo las causas de las epidemias modernas y a revisar las nuevas evidencias científicas, para configurar una política de sanidad más efectiva.

Los paneles de expertos han trabajado durante varios años en este cometido y han corroborado su conclusión: la epidemia de obesidad y enfermedades degenerativas, se encuentra en la mala alimentación, inactividad física y estilos malsanos de vida.

En efecto, como comentamos en artículos anteriores, en mayo de 2000 la 53ª Asamblea Mundial de la Salud (AMS) órgano decisorio supremo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), adoptó una resolución en la que se adhirió a la Estrategia Mundial para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles propuesta por la Directora General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (WHA53.17). (Miguel Leopoldo Alvarado. Encuentro. Cosmética-Médica. Número 87. Enero 2204. Páginas 16-22).

La Estrategia hacía hincapié en la prevención integrada a través del control de tres factores de riesgo, a saber, el consumo de tabaco, una dieta insalubre y la inactividad física.

En mayo de 2002 la 55ª Asamblea Mundial de la Salud examinó un informe presentado por la Secretaría y reconoció la importancia del marco de actuación en materia de régimen alimentario y actividad física, como parte de la prevención y el control integrados de las enfermedades no transmisibles. La resolución adoptada por la Asamblea pedía a la Directora General que elaborara una Estrategia Mundial en materia de régimen alimentario, actividad física y salud (WHA55.23).

En esa ocasión en su alocución ante los delegados en la 55ª Asamblea Mundial de la Salud , la Directora General de la OMS , Dra. Gro Harlem Brundtland, dijo: «La hipertensión arterial y la hipercolesterolemia, intensamente asociadas a las enfermedades cardiovasculares y cerebro-vasculares, también guardan estrecha relación con la ingesta excesiva de grasas, dulces y sal. Su peligro aumenta cuando se combinan con los efectos mortíferos del tabaco y el abuso del alcohol. La obesidad, resultado de un consumo malsano, entraña en sí misma un grave riesgo para la salud. Todos estos factores (tensión arterial, colesterol, tabaco, alcohol y obesidad) y las enfermedades a ellos vinculadas son bien conocidos en las sociedades prósperas. Dominan en todos los países de ingresos medios y altos. La verdadera tragedia es que su prevalencia está aumentando en los países en desarrollo, donde su carga viene a sumarse a la de las enfermedades infecciosas que siempre han afligido a los países más pobres.»

En consonancia con esas resoluciones y con la gravedad que representa el problema para la salud pública la malnutrición, la OMS impulsó el amplio y general proceso consultivo, que dio lugar a la formulación de un proyecto de Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud. El objetivo general de la Estrategia sería mejorar la Salud pública a través de la alimentación sana y la actividad física.

Finalmente, el 22 de mayo de este año en curso, en Ginebra Suiza, se verificó la 57ª sesión plenaria de la Asamblea Mundial de la Salud. Ocasión en la que con presencia de más de 2000 delegados de los 192 Estados Miembros, así como representantes de los observadores oficiales y de organizaciones no gubernamentales, adoptó la "Estrategia Mundial de la OMS sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud".

En su comunicado de prensa final, se estableció un compromiso para que la estrategia aliente a los gobiernos a fortalecer sus políticas relacionadas con la promoción de la salud, prevención de la enfermedad y a diseminar más información acerca de los grupos alimentarios beneficiosos y la actividad física. También se pretende que todos los sectores sociales, asociaciones académicas, medios de comunicación y en lo individual los profesionales y técnicos de la salud participen en este proceso; cuya finalidad es la promoción de la salud con la adopción de un plan integral basado en una dieta y estilos de vida saludables y actividad física.

El plan surgió con la idea primordial de revertir las tendencias epidemiológicas mundiales que proyectan aumentos en las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y las afecciones relacionadas con la obesidad, tanto en el mundo desarrollado como en el mundo en desarrollo. Estas enfermedades no transmisibles causan actualmente casi la mitad de la carga mundial de morbilidad y 60% de las defunciones en todo el mundo.

Entre los oradores invitados estuvieron presentes, los ex Presidentes galardonados con el Premio Nóbel de la Paz Kim Dae-jung, de la República de Corea, y Jimmy Carter, de los Estados Unidos de América. (Fuente: Servicio noticiosos de Información Internacional, del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Sección del Estado de Washington)

Con la adopción de medidas de esta naturaleza, para prevenir la mortalidad y la morbilidad por cardiopatías, diabetes, cáncer, se ha dado un nuevo impulso a la promoción de la salud pública mundial. Sin duda, esta medida impactará profundamente al sector de la ciencia de la sanidad e inclinará cada vez más la balanza hacia la aceptación de medidas naturales en la prevención y curación de enfermedades.

AVANCE INEXORABLE DE LA CIENCIA

Ahora bien, “las leyes científicas, supuestamente comprobadas, fundamentadas y corroboradas, que, además, gozan de una general aceptación entre los especializas y el público en general, no por eso se convierten en leyes absolutas, inmutables y eternas. Aun cuando así se haya pretendido en ciertas épocas de tinte racionalista-paranoico, paralelas del todo al absolutismo político. Un científico sabio está siempre dispuesto a la afirmación, la corrección, la evolución, e inclusive la retractación, con respecto a sus afirmaciones previas.” (Raúl Gutiérrez Sáenz. Introducción al Método Científico. Editorial Esfinge. México. 1980.) Por otra parte, la apertura del científico hacia posibles correcciones no es lo mismo que el escepticismo. El escéptico duda de todo, desconfía de cualquier afirmación. El escepticismo, puede llegar a ser una actitud enfermiza, pues se convierte en una especie de obsesión que, además, entorpece el avance de la ciencia.

La ciencia, que es un conocimiento metódico y sistemático, evoluciona continuamente corroborando o descartando los conocimientos previos. Las leyes científicas se encuentran continuamente sometidas a procesos de verificación para confirmarlas o desmentirlas. Por lo tanto la ciencia, es un conocimiento verificable, no un dogma absoluto.

Con este sentido, honestos y prestigiados científicos han dedicado su vida entera a la investigación. En el campo nutriológico, renombrados investigadores que ya hemos mencionado como Roger Williams, Linus Pauling y muchos otros, han realizado y publicado numerosos estudios. Impulsados por ideas innovadoras, han comprobado que una ingesta de vitaminas y otros micronutrientes por encima de la recomendación oficial, es necesaria para mantener la salud, prevenir y curar la obesidad, enfermedades degenerativas y enfermedades de origen infeccioso. 

En este proceso de investigación, más y más científicos han empezado a sospechar que los puntos de vista tradicionales sobre las vitaminas y minerales han permanecido muy limitados. Las evidencias actuales indican que los nutrimentos desempeñan un papel mucho más complejo e importante para asegurar la vitalidad y una salud óptima de lo que previamente se creía. “Las vitaminas, en dosis mucho más altas que las que se recomiendan oficialmente, pueden proteger contra una gran gama de enfermedades, desde defectos de nacimiento y catarros hasta enfermedades del corazón y cáncer. Aún más, las vitaminas pueden disminuir el proceso devastador de la vejez”. (Una Filosofía de la Nutrición. Josefina Rodríguez de Longoria. Editorial Trillas. Página 66.)

Actualmente, este tema se ha tornado tan extenso y generado tanta información, que es imposible disertar sobre todos los nutrientes y sus aplicaciones en una sola vez. Se necesitaría escribir una enciclopedia compuesta de numerosos volúmenes para abarcar en toda su extensión la información existente. Lo más juicioso es como lo hemos estado haciendo, ir analizando parte por parte.

En consecuencia, el presente artículo, centra su atención un aspecto que ha sido el punto crítico y más álgido durante el desarrollo de la histórica controversia entre los dos modelos sanitarios mencionados: la vitamina C (ácido ascórbico). Recopilamos en el, los argumentos y evidencias más sobresalientes que sobre este tema ha generado a través del tiempo.

Con este trabajo, además, pretendo dar respuesta a diversas preguntas planteadas por nuestros estimados lectores (por teléfono y por medio de correo electrónico), quienes han solicitado diversa información sobre nutrientes y sobre las aplicaciones preventivas y terapéuticas de la vitamina C. Nutrimento que de acuerdo a una gran cantidad de estudios realizados recientemente, presenta una extraordinaria potencialidad para el tratamiento de padecimientos crónicos que afectan el organismo, la estética y la psique humanas.

El presente, es el resultado de un laborioso y extenso trabajo de investigación que espero les sea de utilidad.

HIPÓTESIS

La hipótesis central y fundamental que se debatirá y analizará a lo largo de este trabajo es la siguiente:

Consideramos que la base etiológica y subyacente de las principales enfermedades degenerativas se encuentra en un estado preescorbútico ocasionado por una insuficiencia crónica del complejo vitamínico C, resultado de una recomendación oficial insuficiente. En consecuencia, postulamos que el recurso terapéutico primordial en el combate a las enfermedades, es un suministro continuo y apropiado de este complejo vitamínico. Se requiere, por tanto, incrementar la dosis diaria recomendada oficialmente de vitamina C y compuestos relacionados.

Según este planteamiento, la recomendación diaria de vitamina C, se encuentra subestimada por lo que, una proporción muy grande de personas, padecen una insuficiencia marginal-subclínica, que aumenta la predisposición de padecimientos crónicos.

La utilización de vitamina C como primer recurso profiláctico y terapéutico, como parte de una estrategia de sanidad global, contribuiría a disminuir en proporciones significativas, la incidencia de las enfermedades crónico-degenerativas de mayor incidencia, morbilidad y mortalidad y sus secuelas de discapacidad y deterioro de la calidad de vida y desarrollo de la población.

Permitiría reducir una enorme carga de sufrimiento innecesario que pesa sobre la humanidad y a al mismo tiempo, las enormes partidas presupuestales de salud en todo el mundo.

Esta hipótesis pronostica los siguientes resultados:
1. Reduciría en un gran porcentaje los casos de enfermedades infecciosas, ya que el complejo de vitamina C incrementa la capacidad del sistema inmune para combatir las infecciones.
2. Abatiría un importante porcentaje de casos de enfermedades degenerativas y reduciría significativamente la carga de morbilidad, discapacidad y mortandad ocasionada por estas.
3. Las personas ya enfermas, para quienes las medidas preventivas son extemporáneas, podrían disminuir la severidad de su enfermedad, recuperando en gran mediada su salud, independencia y autoestima.
4. Además, la utilización preventivo-terapéutica de vitamina C, contribuiría a reducir diversos trastornos que afectan la estética corporal, cabello y piel, que padecen actualmente millones de personas.

Solamente durante el año 2000 a la fecha, se han realizado una cantidad impresionante de estudios clínicos sobre la vitamina C; nutrimento que de acuerdo a numerosos informes científicos, ofrece un amplio espectro de aplicaciones profilácticas y terapéuticas en la prevención y tratamiento de la enfermedad en general.

Una modernizadora y creciente tendencia de exploración científica, coloca a la vitamina C como un nutrimento vanguardista de primera línea, en el combate no solo, contra las enfermedades no transmisibles, sino también contra las enfermedades infecciosas y diversos tipos de intoxicación.

Las evidencias actuales, permiten establecer una relación directamente proporcional entre insuficiencia marginal-crónica de vitamina C y las enfermedades infecciosas y no infecciosas de mayor incidencia y causantes de mayor daño en las poblaciones de países ricos y pobres.

Las nuevas tendencias de investigaciones científicas, indican que sí bien el escorbuto, enfermedad carencial de la vitamina C, ha sido casi erradicado de la faz de la tierra, un estado pre-escorbútico crónico, o bien un escorbuto crónico de baja intensidad, constituye la base etiológica de la epidemia de enfermedades crónicas.

Entre los principales obstáculos para aprovechar el extraordinario potencial de la vitamina C, se encuentran un conjunto de sofismas, dogmáticas creencias y obstinadas actitudes, muy similares a las que dominaron el mundo durante varios siglos. Por eso, es muy importante visualizar este tema desde su perspectiva histórica, enfoque que nos aportará datos reveladores de valiosa ayuda para comprender la problemática actual.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

EL ESCORBUTO

La historia de la vitamina C se encuentra estrechamente vinculada a la historia del trastorno que origina su carencia: el escorbuto. Enfermedad endémica y de fatales consecuencias en la antigüedad. Común entre los marineros y exploradores que realizaban grandes travesías, y en poblaciones de sitios asediados por ejércitos enemigos o sometidos a una precaria alimentación.

Entre sus diversas manifestaciones, destacan las causadas por la destrucción de los vasos capilares: Fragilidad de los vasos capilares, hematomas, sangrado de las encías, caída de los dientes, cicatrización defectuosa de las de heridas, debilidad progresiva hasta finalizar con la muerte. 

En la edad media, durante los siglos XV y XVI el escorbuto fue el azote de Europa, asolaba sobre todo en los países nórdicos durante los largos periodos de invierno en que escaseaban los vegetales y frutas frescas.

De manera particular afectaba a los marineros pues como los barcos aun carecían de refrigeración, tenían que alimentarse de productos conservados como carne salada, galletas y granos (cereales y otras semillas). Los alimentos frescos quedaban descartados por su corta duración.

A pesar de múltiples evidencias de su relación con una mala alimentación, se creía que el escorbuto era producido por sangre corrompida. También se culpaba al frío viento del mar y a la madera verde de las naves.

Algunas autoridades creían que esa dolencia era traída del extranjero por los marineros, por lo que se relacionaba con las enfermedades venéreas y en muchas ocasiones se utilizaba el mercurio como tratamiento, con resultados funestos. Otros tratamientos acostumbrados eran: sal y carne salda, álcalis, ácido fosfórico, aceite de vitriolo, berros, rábano rusticano, mostaza, sidra, caldo de pollo, sangre de cobaya e incluso transfusiones con sangre de animales, pero todos con pobres, nulos o fatales resultados.

El escorbuto acompañó a los marineros portugueses, españoles e ingleses durante siglos. Su temida fama le vino por ser una de las enfermedades sufrida con más periodicidad en las travesías oceánicas diezmando a tripulaciones completas.

Algunos historiadores piensan que el escorbuto fue mencionado una primera vez por Plinio al hablar de los soldados de Germánico en Flandes y más tarde por Estrabón en sus comentarios sobre los ejércitos de Galio en Arabia. Otros creen que existen referencias históricas más antiguas. Aseguran que estas se encuentran en el Papiro Egipcio de Ebers 155 a . C; en el Antiguo Testamento 1100 a . C hasta 500 a . C; y alrededor del 450 a . C cuando Hipócrates describió sus síntomas: “estadio avanzado como gangrena de las encías, pérdida de los dientes y piernas dolorosas”.

Para Grande Covián, la primera descripción se atribuye a Jacques de Vitry, hacia el año 1210 de nuestra era.

Existen casos bien documentados que datan del año 1558, cuando Sir Francis Drake perdió a 600 de sus 2300 marineros a causa del escorbuto.

Fue descrito por Magnus en Escandinavia en 1555. Olao Magno relata que aparecía con cierta frecuencia en las plazas sitiadas y la llamaba scorbok (de donde viene su nombre), palabra que significa úlceras en la boca y traducida al alemán Schürte significa arañar y escoriar.

Vasco de Gama refiere en 1498 que en uno de sus viajes, una extraña enfermedad afectó a la mitad de su tripulación compuesta de 160 hombres, de los cuales 100 murieron después de grandes sufrimientos. Llamaron al escorbuto La Pestede Naos. Los portugueses lo llamaban Mal de Loanda y los ingleses Peste del Mar.

Nadie escapaba de ella, Fernando de Magallanes padeció más penalidades por el escorbuto, que por cualquier otra causa. El mismo se enfermó durante uno de sus viajes. Describió los síntomas en el relato de su segundo viaje a Vizcaíno, donde sugirió como tratamiento el xocohuitztles una “frutilla con apariencia de nueces de ciprés y carne como una tuna blanca".

En su último viaje a las islas filipinas, Magallanes murió en un enfrentamiento con los nativos, pero 221 hombres de su tripulación murieron por el escorbuto, regresando vivos solo 18. Uno de los supervivientes Juan Sebastián Elcano, narró a su regreso: “28 de noviembre de 1520... El miércoles 28 de noviembre desembocamos del estrecho para entrar en el gran mar...; Navegamos durante tres meses y veinte días sin probar ningún alimento fresco...; Nuestra mayor desdicha era vernos atacados de una enfermedad por la cual las encías se hinchaban hasta el punto de sobrepasar los dientes, tanto de la mandíbula superior como de la inferior...; Tuvimos muertos... Y marineros enfermos, que sufrían dolores de brazos, en las piernas y algunas otras partes del cuerpo...”.

En el viaje alrededor del mundo emprendido por el almirante Lord Anson, aconteció uno de los grandes estragos causados por el escorbuto en los marineros. Lord Anson partió de Inglaterra el 4 de noviembre de 1740 con seis barcos y una tripulación de 961 hombres. Al llegar a las Islas de Juan Fernández (cerca de la costa chilena) en junio de 1741, había perdido dos terceras partes de sus hombres y abandonado tres barcos a causa del escorbuto. En noviembre del mismo año, el escorbuto redujo tanto a sus hombres, que abandonó dos buques más, reuniendo a los sobrevivientes en la nave “Centurión”. Regresó a Inglaterra el 15 de junio de 1744 habiendo perdido más del 80 % de sus hombres. 
  
EVIDENCIAS Y DATOS REVELADORES

Aunque desde la edad media había evidencias de que el escorbuto se prevenía y se curaba con naranjas, limones y otros alimentos frescos, la utilidad de estos productos continuó siendo objeto de discusión durante cientos de años.Transcurrieron varios siglos, sin que los médicos y los funcionarios públicos pudieran aceptar la relación entre el escorbuto y los alimentos. Mientras, el escorbuto atacaba sin piedad a miles de persona. Dejaba una severa secuela de discapacidad y ocasionaba una gran mortandad.

En 1600-1603, James Lncaster –capitán de la marina inglesa- registró que en uno de sus largos viajes a las Indias orientales, mantuvo a la tripulación libre de escorbuto, mediante el uso obligatorio de tres cucharadas diarias de jugo de limón.

En 1734, J. F. Bachstrom publicó en Leyden un folleto sobre “observaciones acerca del escorbuto” en el que exponía su explicación sobre la epidemia de esa enfermedad, que había presenciado en la ciudad polaca de Torum en 1703. Él consideraba que el escorbuto era ocasionado por la falta de alimentos vegetales verdes y frescos “que es la única causa primaria de la enfermedad”, aseguraba.

En 1737, J. G. H Kramer describió sus experiencias sobre la epidemia de escorbuto en el ejercito húngaro tres años atrás, observando que la enfermedad afectaba solamente a los soldados, y rara vez a los oficiales. Esta fenómeno lo achacaba a que los soldados comían alimentos farináceos, mientras que los oficiales comían con frecuencia vegetales frescos. Kramer observó que los vegetales secos eran ineficaces para prevenir el escorbuto en los soldados. Al igual que Bachstrom, llegó a la conclusión de que las verduras y frutas frescas y variadas, poseían propiedades antiescorbúticas, al contrario de los cereales y alimentos secos y conservados.

Otra experiencia reveladora se verificó en 1536 cuando el explorador francés Jacques Cartier pretendía conquistar Canadá durante el invierno. Narró en su diario de abordo que 110 de sus hombres fueron afectados por el escorbuto. Durante su viaje a Terranova el capitán Jacques Cartier hizo la siguiente narración: “Algunos marineros perdieron toda su fuerza y no podían mantenerse en pie. Otros tenían su piel salpicada por manchas de sangre de color púrpura; entonces ascendían hasta sus pantorrillas, muslos, hombros y cuello. Sus bocas se hacían malolientes, sus encías tan podridas que perdían toda su carne, aun hasta las raíces de los dientes, los cuales caían prácticamente todos”. Estando los enfermos a punto de morir decidieron probar un remedio sugerido por los indios nativos del lugar, consistente en una bebida de agua en la que previamente se remojaron agujas de pino. Desesperados, los hombres de Cartier tomaron ese remedio que a algunos parecía infantil. El resultado fue calificado de milagroso: todos fueron curados.

PRIMERAS INVESTIGACIONES CLÍNICAS

En la búsqueda por hallar la causa del escorbuto, dos siglos más tarde en 1747, se realizó uno de los primeros ensayos científicos controladas en la historia de la medicina. Estudio cuya importancia radica en ser el primero que analizó experimentalmente el valor de distintas sustancias en el tratamiento del escorbuto. 

El escocés James Lind cirujano de la Armada Real Británica, habiendo tomado previamente nota de diversos incidentes como los relatados en los párrafos anteriores, decidió experimentar con fruta y vegetales frescos como remedio. Probó este tratamiento en marineros afectados a bordo del HMS Salisbury. Descubrió que las naranjas y los limones conseguían rápidas curaciones.

Lind eligió doce pacientes enfermos de escorbuto con cuadros clínicos lo mas parecido posible, dividiéndolos en 6 grupos. Alojó a todos los enfermos en un mismo recinto, administró una dieta uniforme. A cada grupo suministró, además, un complemento adicional distinto: sidra, vinagre o cítricos. Como resultado, probó el valor terapéutico de los cítricos y sugirió su ingesta para prevenir esta enfermedad. En 1753 publicó sus experiencias en un libro titulado "A TREATISE OF THE SCURVY".

La descripción del estudio de Lind es un modelo de experimento epidemiológico por lo que lo comentaremos con detalle más adelante. 

Por su parte, el capitán Cook en sus históricos viajes de dos años de duración cada uno, se evitó el escorbuto. Sus buques llevaban almacenados una serie de artículos, algunos de ellos con propiedades antiescorbúticas. Entre sus provisiones se encontraban barriles de “sauerkraut” (Col ácida fermentada). Cook escribió en su diario de abordo en uno de sus viajes: “El “sauerkraut”, no es solo un alimento vegetal sano, sino altamente antiescorbútico y no se estropea si se mantiene bien conservado”. Además, James Cook enviaba a sus marineros continuamente a tierra en cada puerto, para reunir toda clase de fruta, verdura fresca y hierbas, que toda su tripulación consumía. Su resultado fue sorprendente, ninguno de sus marinos murió de escorbuto.

James Cook pasó a ser uno de los navegantes más famosos e intrépidos del siglo XVIII. En uno de sus viajes de exploración a través del Pacífico, el cual tuvo una duración de unos 3 años, entre 1772 y 1775, mantuvo a toda su tripulación libre de escorbuto imponiendo su dieta acompañada de col ácida.

No obstante, oficiales del Estado Mayor de la Marina Británica no quedaron lo suficientemente convencidos por los experimentos de Lind y por las experiencias de Cook, para ordenar el suministro de raciones diarias de jugo de lima a los marineros británicos.

PRIMERAS MEDIDAS SANITARIAS CONTRA EL ESCORBUTO

Tuvieron que transcurrir varios siglos y 42 años a partir de los hallazgos de James Lind (un año después de su muerte) para que en 1975 se tomara una sencilla y juiciosa medida sanitaria: ordenar el suministro diario de jugo de lima en la marina británica. Desde entonces se les llamó “limeys” a los marinos británicos y la zona del Támesis, en Londres, donde se almacenaban las canastas de limas, se continúa llamando “Limehouse”. Gracias al jugo de lima, el escorbuto desapareció para siempre de la Marina británica.

El éxito del jugo de lima en la prevención del escorbuto tuvo resultados extraordinarios, por ejemplo, en el hospital naval de Haslar, en 1760 ingresaron 1,746 enfermos afectados de escorbuto, en 1806 sólo se registró un caso.

En Francia, tuvieron que pasar 97 años más para que en 1856 se implementara la misma medida en su Marina.

A pesar de varias victorias dietéticas de este tipo (que nadie podía explicar), los biólogos del siglo XIX se negaron a aceptar que una enfermedad pudiera curase con alimentos, especialmente después de aceptada en forma generalizada la teoría de los gérmenes de Pasteur. 

SE INICIA UNA NUEVA ERA DE INVESTIGACIÓN NUTRIOLÓGICA

POR PRIMERA VEZ SE ACEPTA QUE CIERTAS SUSTANCIAS EN LOS ALIMENTOS, SON ESENCIALES PARA LA VIDA

Durante varios siglos, enfermedades como el escorbuto, la pelagra, el raquitismo y el beriberi constituyeron un grupo de epidemias que eran un azote para la humanidad. Influidos por ideas preconcebidas, los sectores medico-sanitarios se negaban a aceptar la simple idea de que sustancias naturales faltantes en la dieta fueran la causa de esas dolencias. Principalmente durante el siglo XIX, cuando se había popularizado el conocimiento sobre los gérmenes como causantes de las infecciones, la medicina oficial rechazaba con rotundidad la posibilidad de que una mala alimentación causara daños tan graves. 

Solo unos pocos grandes visionarios persistieron en la tesis de la existencia de factores nutritivos cuya carencia era capaz de causar grandes males al organismo humano.

Con gran persistencia, en 1896, un médico holandés llamado Christian Eijkman convenció a la comunidad médica, de que una enfermedad puede curarse con el suministro de alimentos.

Eijkman fue enviado a las Indias Orientales holandesas para investigar el beriberi, endémico en aquellas regiones. En esa región un médico llamado Takaki, había conseguido detener la evolución de esta temida enfermedad adoptando medidas dietéticas, pero la medicina de occidente se negaba a reconocer sus avances. Después de revisar personalmente los experimentos de Takaki, Eijkman diseñó sus propios experimentos con los que encontró la existencia de factores vitales en los alimentos, al demostrar que estos son esenciales para la vida, Eijkman y Hopkins compartieron el premio Nóbel de medicina y fisiología en 1929.

A partir de entonces se inició una competencia de investigación nutriológica para identificar y aislar los factores vitales de los alimentos, iniciándose así la nutriología moderna. La era de las vitaminas había llegado.

En unos 30 años se identificaron y asilaron la mayoría de las vitaminas actualmente conocidas y otros elementos nutritivos como aminoácidos, ácidos grasos esenciales, enzimas y varios minerales, así mismo, se descifró su estructura química.

A partir de entonces pudo combatirse eficazmente varias enfermedades endémicas que previamente se consideraban infecciosas

El factor desconocido cuya ausencia provocaba el escorbuto se identificó y aisló a principios siglo XX, y se le denominó vitamina C.

Casimir Funk quien contribuyó al descubrimiento de la (tiamina acuñó el término vitamina utilizando las palabras vita del latín (vida) y amine palabra que en química designa a un compuesto nitrogenado. Con esta nueva palabra se expresó y reconoció la existencia de factores nutritivos indispensables para la vida.

Durante todo el proceso previo al análisis y la discusión científica, no sólo las vitaminas fueron objeto de burla, durante mucho tiempo nadie creía que los minerales de la tierra jugaran un importante papel en el cuerpo humano. Hoy sabemos que ciertos minerales son indispensables para conservar la vida y mantener la salud.

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8) Dr. Matthias Rath. “Por qué los animales no sufren infarto… Y los hombres sí. Prevención natural de infartos cardiacos, apoplejías, hipertensión, diabetes, elevado nivel de colesterol y otros muchos riesgos cardiovasculares”. Editado por la Fundación de Salud del Dr. Rath. 2003.
9) Roger J. Williams, Ph.D. Biochemical Individuality. “The Basis for the Genetotrophic Concept”. 1958. Reimpreso por The University of Texas at Austin . 1998.

Nota: He recibido varias llamadas telefónicas y numerosos correos electrónicos solicitándome información adicional sobre la biotina y los ácidos nucleicos. A estos interesados lectores, les comunico que próximamente estaré enviándoles parte de la información solicitada y que posteriormente elaboraré un artículo complementario para ampliar la información de acuerdo a sus peguntas. Muchas gracias.

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Directorio Verde de GreenPece Mexico



Es momento de unirnos como mexicanos y rescatar lo bueno de nuestra gente y nuestra tierra. Sí, hay muchas cosas malas en el mundo pero también hay personas haciendo un esfuerzo por recuperar las cosas que nos hacen grandes.

Entre estas cosas maravillosas que tiene nuestro México está la agricultura ecológica y sustentable, esa que cuida nuestros recursos y le da vida digna a las personas que trabajan nuestra tierra. Por eso es importante apoyar a esas personas y empresas que buscan hacer la diferencia. Estar conscientes de que sí tenemos opciones, de que sí hay forma de hacer las cosas de otra manera nos hará tener esperanza de que un planeta sano es posible.

Hoy te invitamos a revisar el Directorio Verde, un trabajo realizado con el esfuerzo de nuestros voluntarios de toda la República Mexicana, que compila aquellos negocios que comprobaron la venta de productos ecológicos y responsables con el planeta. De seguro encuentras un lugar en tu ciudad. Si lo visitas, puedes contarnos cómo fue tu experencia.

Descarga el Directorio Verde

¡Es momento de promover lo bueno!

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Seguiremos apostándole a la Comida sana, Tierra sana.

Gracias por leer.